No es de esperarte, ni de lucharte
Ni de quererte como se quiere a los demás
No es de fijarte, Ni de tocarte
Solo es de verte pura y sucia nada mas
Para ver el instante del cielo, En mis manos
Para ver que me dicen de ti algunos astros
Para verte en mí vuelo, Como un dulce sacramente
Que se quita del momento de estar solos
en el instante del adiós

No de fingirte, ni adorarte
Es de rasgarte el alma con los dedos
Y olvidar los sacramentos, Con la locura del espejo
La virtud que quiero romperte, Antes que sueñe el siguiente
Milenio alrededor, Con un grito tormentoso
Que se quiebra y que se quiebra
Cada noche, cada tarde, cada luna
cada ves que me olvidas y me destruyes
en el instante del adiós

Y se que todo el mundo te quiere
Y se que todos buscan tu perfume
Tu luna y tus pecados, dispuesto a ser esclavo
En un beso tan macabro como el nuestro
Tus lunares que acompañan el estado
De equipaje cuando vuelves a la noche
y te acompaña el derroche y el olvido
te desprende y te asecina, como el fin de la vida
en el instante del adiós

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