El crepúsculo va con retraso
destiñendo la sal de la vida,
vivo en un callejón sin salida,
hace tiempo que no me hago caso.
Avanzando hacia atrás, paso a paso,
cada atajo parece una huida,
cuando pierda por fin la partida
roncaré a la salud del ocaso.
Romperé el comodín que me sobra,
tiraré a la basura la obra
que corrige con sorna el destino.
Y, desnudo, con ningún reproche,
le daré la razón a la noche
y abriré otra botella de vino.
Amanece peor cada día,
y, a pesar de las horas azules,
los relámpagos son tan gandules
como trenes sin norte ni vía.
Heme aquí sin hallar todavía
morbo y cólera en campo de gules,
entre harapos de velos de tules,
novio póstumo en cama vacía.
Con oído avizor, por si acaso
consiguiera indultar el fracaso
sobornando a la indómita musa.
Cuéntame, por tus muertos, le pido,
una historia de amores y olvidos
que me empuje a cantar sin excusa.
Eme aqui escribiendo tus noches
tiritando la luna y el dia
de calles todas sin nombre
apodadas melancoholia
y entre el lunews y el cruel desayuno
que tardaba de llegar a la mesa
el amor se bebio una copa
de aguardiente sin sal en la iglecia
y te di todos enteros mis dias
esperando que abras la puerta
y me des tus caricias felinas
lo que tengo es lugares y miedos
entre el vervoque quiero desearter
entre el unico mal del milenio
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