En el cuarto de hotel donde hace años
mordieron nuestro anzuelo un par de peces
de ciudad, redimiéndonos con creces
del luto de los pinches desengaños,
el mismo julio rojo, tan marchito,
tan deudo de la piel de la canela,
Tenampa hablaba a gritos de Chavela,
nadie sme brindara agua con panela.
Anoche vino el Gabo y preguntó
por la silla del brillo de tu ausencia,
dos mentiras piadosas y la urgencia
del alba de tu ayer me rescató.
Dos mil conciertos acudiendo al quite
del cuate que derrapa o desatina,
quien joda menos gritos de desquite
tu soda con deshielo me derrite.
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