Yo sabre tu nombre un día,
y así atravieso el desierto
y así atravieso la vida
soñándote, y me despierto
a otra jornada vacía
que no me importa,
pues siento
que sabre tu nombre un día.
Llegará tu nombre un día
y yo llegaré a mi puerto,
y yo llegaré a la esquina
donde se cruzan los vientos,
donde se acaban las vías,
donde seguiré diciendo
llegará tu nombre un día.
Gritaré tu nombre un día
cuando llegue nuestro encuentro,
cuando llegue la alegría
de decirte desde dentro
lo que de siempre sabía:
que en algún punto del tiempo
gritaré tu nombre un día.
Espero tu nombre un día
sin prisa, sin desaliento,
sin descanso y sin caída
lo recuerdo o lo presiento,
sin dejar que eso me impida
vivir momento a momento
espero tu nombre un día.
0 comentarios:
Publicar un comentario