INVESTIGACIÓN EN UN LENGUAJE PROPIO

Abordamos temas sociales, donde el espectador es un personaje más en la obra.
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lunes, 12 de diciembre de 2011

No sabía cuál sería el cliente de la noche

Pero se dibujaba las ideas

Cada tatuaje de la solapa del diario, estructuraba el destino plantado ciegamente, por los arrebatos de aquellos días

No sabía que altar de santos era el suyo, aunque guardaba muñequitos de dioses mutilados y cruses raras, en autos último modelo

No sabía si era de océano, o de rio, pero varios pasantes les habían regalado sus brújulas para que no se pierda cuando tenga que volver a casa, es decir a cualquier parte

Se cercioraba que todas las agujas apuntaran a sus memorias, aunque algún beso imantado de cariño, le sometía a vestirse de ventana para poder dejarse abierta.

No sabía que arma era la adecuada, pero muchos militares le habían dado municiones, como si las balas fueran el regalo más adecuado para una dama, ningún pétalo en el suelo, solo pólvora entorchada y brillante

No sabía, cuál era su novio, porque había muchos en su lista, que borraba y escribía de acuerdo al tiempo que duraban los juramentos de amor eterno, que se desvanecían con el verbo.

Se ocultaba en una cajita de cartón, que atestiguaba, sus motines contras la soledad, contra los dentífricos, contra los tejados, y huyendo de la ultima caricia, se aseguro que quedara bien enterrada en el cemento, para que cuando se ponga de pie, ella ya estuviese bien lejos.

Las veces que se resguardaba de la lluvia, cargaba un abrigo de cutículas humanas, aun sangrantes y gangrenadas, cosidas con saliva y unidas con sudor, era la piel que le habían regalado sus amantes , rota cientos de veces, y que trataba de refaccionar con algún recuerdo agradable,

La verdad fue que la última vez que la vi, se había hecho un barco de papel, y utilizo sus piernas como remos, sus pechos salvavidas de los ateos, le acompañaron por si en el altamar, de aquellos repasos al deseo, las barcas de la memoria le prendían fuego a los tiempos.

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