y donde se esconden tus secretos
que no fuesen clandestinos mi armario
en mi cama vestida de rutina
en el polvo que siente el horario
en la parte olvidade del antes
en los siglos vestidos de invierno
en los besos deseosos con hambre
el la pobre cenisa del viento
en el vervo plausivo del cuerpo
acabada con frutos podridos
de manzanos que se caen despiertos
en jamases y volver hasta luego
en fabricarte paraisos perdidos
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