Aunque convaleciente todavía,
del eclipse de laca de Corrientes,
ya no llevo un cuchillo entre los dientes,
te echo menos de menos cada día.
Te debo aún, tiro porque me tocas
los cojones, dos tangos atorrantes;
de tu boca aprendí que sobran bocas
dispuestas a besar a los cantantes.
Te felicito por el sonajero,
qué lindo rima con ya no te quiero
sos la Evita Pezón de la poesía.
A propósito, hablando de tesoro,
en el Perú las minas son de oro,
en tu vagina de bisutería.
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