te derroto en mi batalla
o solo quebranto aquel cristal en el que se encierra tu corazón
en el que se descosen aquellos palpitos que quieren salir huyendo
hacia la calle, las avenidas, hacia otros corazones para huir del mio
te saco de aquel bulevar
para ver falsamente tu mirada que se dispara con la mía
a la cama, a la sala, a la cocina, al armario, a los cajones, a las copas
a lo que nos gusta o nos disgusta, a lo que nos hace humanos
sin parecernos a ellos, a lo que nos hace amor y odio
a lo que nos hace sexo y caricia
cuello y ombligo
beso y clímax
a lo que se desangra para mancharnos
y luego por un instante
dejarnos en silencio...ese silencio
sepulcral, cubico
ese silencio necesario, y enredarnos en su pelo y al compás de las
pisadas desafiar al mundo con un deseo,
con un instante...con un te quiero
como no escuchar, tus canciones, tus voces, tus apellidos
como no saberme tus escusas al pie de la letra para corregirlas si se te equivocan
como no desayunar contigo, y volver escasos los minutos de la mañana
cuando faltan cinco minutos para dormir
como no mezclarme con tu olvido
como no mezclarme con tu memoria
con tu vientre, con tus piernas
con tu saliva, con tu sudor, con tus tengo miedos
que tanto me hacen temer, como no dibujarte en la espalda con el dedo corazones aterrados por
el pavor a romperse o a borrarse en medio d un holocausto de sales y aguas
cristalinas que se remienden en nosotros para ya no tener salida
solo se espera la mañana, para volver al café y a las tostadas, recurriendo continuamente al recuerdo
para hallarte y hallarme en un éxtasis de de dos amantes caídos en la batalla de la comunión original
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