Llega al atardecer con su cartera,
viste de oscuro,calla por los codos,
mi modo de querer,sin malos modos,
resume su olvido a su manera.
Siempre estamos de acuerdo en casi nada,
novicios de un oficio de difuntos,
entre su soledad y mis asuntos
no hay mas resquicio que la madrugada.
Ni nos fian el pan con cicatrices,
ni permuro el Gaban de mi amuleto
por el pañuelo cabeson de su prudencia.
Antes de que la aurora heche raices,
abusa, con excusas de cateto,
del brillo hipotenusa de su ausencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario