INVESTIGACIÓN EN UN LENGUAJE PROPIO

Abordamos temas sociales, donde el espectador es un personaje más en la obra.
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martes, 13 de julio de 2010

Las putas madrugan mucho
para estar dispuestas...

Ella despertó a las dos y cinco,
abrió despacio las contraventanas
y el sol de invierno hirió sus ojos
enrojecidos. Apoyada
la frente en el cristal,
miró a la calle: niños con bufandas en el cabello,
perros. Tres curas
paseaban.
En ese mismo instante,
su mama comenzaba
a ponerse las medias.
Las ligas le dejaban
una marca en los muslos ateridos.
Al encender la radio -«hija la:
marcha nupcial»-,
recordaba palabras
-«hija, hijita, te amo»-
a la vez que intentaba
reconstruir el rostro de aquel hombre
que se fue ayer -es decir, hoy- de madrugada,
y leía distraída una moneda:
«Veinticinco pesetas.» «...por la gracia
de Dios.»
(Y por la cama)
Eran las tres y diez cuando sus vecinas
se estiraba
la piel de las mejillas
frente al espejo. Bostezó. Miraba
su propio rostro con indiferencia.
Localizó tres canas
en la raíz oscura de su pelo
negro. Abrió luego una caja
de crema rosa, cuyo contenido
extendió en torno a su nariz. Bostezaba,
y aprovechó aquel gesto
indefinible para
comprobar el estado
de una muela careada
allá en el fondo de sus fauces secas,
inofensivas, turbias, algo hepáticas pero muertas de frio.

Por otra parte,
también se preparaba
la ciudad.
El tren de las catorce treinta y nueve
alteró el ritmo de las calles. Miradas
vacilantes, ojos
confusos, planteaban
imprecisas preguntas
que las bocas no osaban
formular.
En los cafés, entraban
y salían los hombres, movidos
por algo parecido a una esperanza.
Se decía que aún era temprano. Pero
a las cuatro, Ella comenzaba
a quitarse las medias -las ligas
dejaban una marca
en sus muslos.
Lentas, solemnes, eclesiásticas,
volaban de las torres
palomas y campanas.
Mientras
se bajaba la falda,
Ella vio su cuerpo
-y otra sombra vaga-
moverse en el espejo
de su alcoba. En las calles y plazas
palidecía la tarde de Julio. Ella
cerró despacio las contraventanas pensando
en el olvido que un caballero dibujo en su puerta
en la puerta de aquella casa vieja que desde su mama hasta los ancianos
con rumores y caminos habian ensuciado.

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