te escucho porque me hace falta tu voz a lo lejos
tu vos en medio de mi silencio, tu ruido que hace eco
tu soledad dibujada con crayones y papel en medida del deseo
tu abandono que abecés se mete entre mis sienes y entre mis regazos
y entre mis dedos y entre mis dudas
...la otra vez desdibujándose como siempre en los recuerdos desate mi olvido, lo bañe, lo perfume, le di muerte, y lo reviví, le envolví en papel regalo y en adrenalina de la mas cara, en sentimientos comprados barato porque eran de segunda mano, y en privilegios desdeñosos y con sarna de milagros...a todo lo envolví con hilo de seda que deshile de uno de esos trajes viejos de la revolución francesa, le puse polvo de esqueleto y lo llene de tinta, le compuse unos dos que tres sonetos para darle algo de dignidad y lo mande al lugar mas recóndito del planeta...mi felicidad, estuvo tan deseosa de ser vista que no duro tanto como lo deseaba, después de algunos días, un paquete con sellos postales de varios lugares, y con notas de agradecimientos llego a mis manos, traía fotos, lagrimas, monedas, amores y mas abandonos, defraudado, lo bote lo rompí y lo queme, pero las cenizas se esparcieron por mi cuerpo al punto de no dejarme respirar, me ahogar y me convirtieron en polvo, en perfume, en muerte, en adrenalina, en sentimiento, en privilegio, en sarna y sarampión, y me mandaron con el viento hacia el destino que nunca pude evitar. A las pocas horas, me encontraba en forma de recuerdo en una habitación algo familiar, acomodado junto una cama y un librero, de la nada las sabanas se consumieron en movimientos y me abrasaron como , cuando me dejaron de abrasar, y viví por completo como tiniebla fresca y zumo de duda en medio de libros de poesía y de camas de jornada, de pronto como los años, el tiempo a esa mujer la dejo seca y envuelta en el papel regalo que de nuevo voló con el viento a encontrar un lugar, de nuevo para sentirse vivo en medio del olor a quemado
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